Lo que es el destino, o la vida, o la naturaleza; es irónico el ver cómo la gente que más necesita vivir es la que menos vive o menos disfruta la vida. Se olvidan de la magia y la belleza de la vida, tamién olvidan que no están solos, que existe mucha gente con quién compartir un momento del día, una comida, un suspiro, y, ¿por qué no? Toda una vida en sí. Ah, pero la ironía esta en que la gente que más gusta de vivir con intensidad y alegría es esa gente completa de espiritu y de ser, escasa en cuerpo, en posibilidades y en ayuda. A esa gente la vemos hacia abajo, la vemos distinta, la vemos incompleta cundo en realidad es anosotros: los sanos de cuerpo a los que nos falta integridad espiritual y sentimental. Nosotros somos los inferiores porque no sabemos ni si quiera qué hacer cuando nos cortamos de más una uña. Ellos, los discapacitados saben, han aprendido a defenderse, a entregar "cuerpo" y alma a la actividad más sencilla e insignificante para nosotros, vivir. Es irónico pensar que no podemos ayudarles y en realidad no podemos, si no queremos. La manera más facil de ayudarles es ponernos en su lugar, y no solo cambiar los papeles, sino meternos en su realidad. Vivir su vida, es decir sentir lo que ellos sienten, su dolor, su agonía y sobre todo, sentir la dificultad que ellos sienten para conseguir un empleo descente . Porque, hoy en día no es facil encontrar un buen empleo ni para una persona "entera", entonces, ¿Cómo va a ser fácil para un discapacitado? Mas a ellos no les importa mucho el que no los ayudemos economicamente porque no piden limosnas, piden ayuda de corazon, que los ayudemos a sentirse mejor, a con vivir mejor.
Así es como ellos nos enseñan a vivir, viviendo, y gozando con energía, paz, amor y alegría cada minuto del día. Incluso, gozan la más mínima sonrisa, la más mínima caricia.
Nos han enseñado a disfrutar la hermosura del alba y el enternecedor ocaso como si fuera el último de nuestra vida.
Irónicamente, son quienes más batallan para vivir y quienes más batalla le dan a la vida. Es por eso que se aferran a ella con uñas y dientes. Nos han dado una gran enseñanza: Entre más posibilidades tengas de alcanzar tus sueños, alcánzalos, llega hacia ellos y te darás cuenta que no fue tan dificil porque no te falta nada, ni pies, ni manos, solo integridad, deseo y esfuerzo. No es necesario estar sentado de por vida en una silla de ruadas para aprender, para querer hacer lo que no pudimos hacer cuando no estábamos ahí, así que si tienes la oportunidad de correr, de nadar, de bailar, de brincar; aprovéchala, aunque no sea por tí. Aprovéchala por ellos que no la tienen.
Ana torri, diciembre de 1998
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